Y no sólo pienso en la posibilidad de ser el canto de las aves, sino que ya soy el canto. Suelto la pala que tengo en la mano derecha, escucho el sonido sordo que hace al golpear con el suelo, y dejo que la fuerza de gravedad empuje el peso de mi cuerpo hacia adelante, lentamente veo la sombra de mi silueta cada vez más cerca, más cerca, más cerca, hasta que dejo de verla.
It's a Fire (fragmento)
Considerando que, la experiencia del cuerpo con el mundo es una experiencia subjetiva, por qué no habría de ser así la experiencia con el yo-cuerpo que baila. Por qué habría que estar obligado a cumplir con necesidades del afuera, con las necesidades de un sistema que doblega las propias, que impide que la búsqueda sea la del placer y que impone una imitación y subordinación.
Al develar las necesidades del cuerpo propio, al exteriorizar estas necesidades con el afuera, se está efectuando un acto de resistencia, se está manifestando la subjetividad como identidad, con sus propios valores, sus propias inclinaciones éticas y estéticas. Y este acto, adelantándome a un posible juicio, no habla de una desvalorización del otro, ni de una apatía o falta de solidaridad con el entorno, habla de un posible diálogo a partir de la diferencia, de la pluralidad y diversidad de los unos con los otros.